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Ermita de la Virgen de Palomares.

Fotografía: Luisa Muñoz Roldán

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Copia digital de la 11ª página del informe de la visita de 1540.

En ella se detalla la cuenta presentada por el mayordomo de la Virgen de Palomares. (AHN.- OO.MM.- Consejo de Órdenes.- Legajo 6820; exp. 6).

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Copia digital de la 12ª página del informe de la visita de 1540.

Continuación de la anterior.

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Imagen de la Virgen de Palomares.

Fuente: Enlace

Una imagen centenaria.

En un lugar situado al sur del término jurisdiccional de nuestro pueblo, existe una ermita erigida en honor de la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de Palomares. Así se la nombra en los Libros de Visita del siglo XVI y posteriores, probablemente manteniendo el nombre con el que la llamaban sus antepasados, quienes habrían asociado el título honorífico que los cristianos dan a la Virgen María, “Nuestra Señora”, con el nombre del poblado donde estaba, Palomares.

 

La aldea de Palomares aparece por primera vez en la documentación de la Baja Edad Media a mediados del siglo XII, cuando esta zona de La Mancha vivió una importante etapa de repoblación auspiciada por el rey castellano Alfonso VII.

 

A partir de entonces nada sabemos de aquella aldea, probablemente por la carencia de documentación no eclesiástica, pero no hay duda que el lugar se mantuvo habitado porque a mediados del siglo XIV vuelve a citarse en algunos documentos.

 

Es probable que, por aquel tiempo, Palomares gozase de cierta relevancia en su entorno por el hecho de que el infante Don Fadrique, maestre de la Orden de Santiago (1342-1358), tuviera casa de morada en aquel lugar, como afirmaron en 1575: «[...] hay un término que se dice el Campo de Palomares que es jurisdicción de esta villa, en el cual hay un sitio de lugar que se dice Palomares que solía ser villa, y había en él casas del maestre [...]» 1. Y debió habitarla, porque allí firmó en 1350 –Era de 1388– el documento de confirmación de privilegios de la villa de El Toboso 2; y cuando a petición de algunas villas de esta comarca decidió constituir el Común de La Mancha en 1353, hizo constar en el documento su interés porque entre ellas también estuviera «el mi lugar de Palomares» 3.

Tras un nuevo período de silencio en los escritos, volvemos a encontrar el poblado de Palomares en los Libros de Visitas de la Orden de Santiago, conjunto de manuscritos que contienen todos los informes elaborados por los visitadores tras su inspección a las distintas villas y encomiendas de la Orden.


Los jacobeos tenían establecido un sistema de control del territorio basado en visitar e inspeccionar periódicamente todos los lugares de sus dominios.


El primer informe referente a la ermita de Palomares se dio durante la visita realizada a La Puebla de Don Fadrique el 22 de abril del año 1500. En dicho informe, en el que se la llama “Santa María de
Palomarejos”, se dice que «[...] los dichos vesytadores fueron a ver e vesytar una casería que es en término de La Puebla de Almoradiel [...] en la que viven quatro o cinco vecinos».

 

No hablaron de la casa del maestre, lo que induce a pensar que había desaparecido; y dijeron que la iglesia estaba derruida, aunque a su lado había «[...] una capilla chiquita que cabe dentro un altar; e en el dicho altar estavan dos ymágenes de bulto, la una de Nuestra Señora e otra
de Santiago [...]».


Los visitadores quisieron que se atendiera y cuidara el lugar, entre otras razones porque pagaba diezmos a la Mesa Maestral. Para ello mandaron que «[...] Se fesyese la dicha yglesia porque las ánymas de los que allí están sepultados, que paresçe que fue buena poblaçión, goçen de los  benefiçios espirituales, e los que allí biven tengan donde fazer oraçión, como Dios sea servido».

 

Es decir, ordenaron rehacer la iglesia, que sería la futura ermita de Palomares. Además, decidieron informar al Capítulo General de la Orden de lo que allí había, porque no constaba en los Libros de Visitas anteriores 4.


Esta última parte del relato confirma que Palomares fue un antiguo poblado del que, a comienzos del XVI, sólo quedaban algunos vecinos; es decir, prácticamente se había despoblado.

La siguiente visita se hizo estando los visitadores en esta villa, entre los días 27 y 31 de octubre de 1537. Nos dejaron este testimonio:

«Visitose la hermyta de Nuestra Señora de Palomares, la qual está una legua de la dicha villa. Es un cuerpo de yglesia mediano, cubierto de madera de pino, tosca, a par y hilera. Tiene su altar, y en él la ymajen de Nuestra Señora, en un tabernáculo [...]» 5.

Volvieron a visitarla en 1556, entre los días 14 y 19 de enero, y tras la inspección, nos dejaron este relato :

 

«Visitose la hermyta de Nuestra Señora de Palomares, la qual está una gran legua de la dicha villa, en un exido, çerca de unas casas que sirven de alcarías de los vezinos de la dicha villa que labran por pan en el término de Palomares, el qual era lugar antiguo, y la dicha ermyta era la iglesia que tenían parrochial. Es un cuerpo de yglesia de una nave de tapiería de tierra sobre su cimyento de piedra, cubierto a par y hilera de cabrios y rripia, tosco, de madera de pino. Tiene de tirantes de pino toscos diez, y tiene la puerta al regañón. En el testero del cabo de la hermyta es un arco de yeso, y ençima dél está un canpanario de lo mysmo. Tiene dos puertas de rexa de pino, con su çerradura e llave.

 

Tiene un altar en el qual está un rretablo en que está una ymagen de Nuestra Señora, grande, de bulto, con su Hijo bendito en los brazos, metida en un tabernáculo pintado de azul, senbrado de estrellas de oro. Tiene un tablero ençima de la dicha ymagen, de pinzel, de la Quinta Angustia, y en dos tableros de los lados las ymágenes de Sant Jerónimo en la Penitencia e Santa Catalina, de pinzel. La guarnyçión de este rretablo es labrada de talla, dorado, y el campo azul. Ase hecho de limosnas de los vezinos de la dicha villa. Está muy bueno e bien tratado.

 

Ay en el altar una ymagen de Nuestra Señora, de bulto, con su bendito Hijo en los brazos, dorada e pintada, la qual dicen que es la antigua. Tiene una sábana por cortina y otra sábana labrada de seda, de color, en el altar. Tiene una lánpara con su baçía de açófar en el altar, delante, e cadenas de hierro. Tiene un esquilón pequeño, el qual está en casa del mayordomo a causa de estar el canpanario caýdo» 6.

Entre 1537 y 1556 esta villa recibió una visita cuya información adquiere gran importancia para la historia de la Virgen de Palomares. Fue en el año 1540. No se hizo por los visitadores jacobeos, sino por el prior del convento de Uclés, a la sazón don Juan Muñoz.


Nuestro pueblo, aunque en el plano civil dependía de la encomienda de Corral de Almaguer desde 1315, en el religioso seguía supeditado al prior de Uclés, a quien asistía el derecho de visitar las iglesias y lugares de culto de su priorazgo.


El informe que nos dejaron de aquella visita comienza con estas palabras:

 

«En la villa de La Puebla de Almuradiel, en XXVIII días del mes de febrero de myll e quinientos e quarenta años, el dicho señor prior, continuando la dicha visitaçión, visitó la yglesia de la dicha villa, que es de la advocaçión de Señor San Juan, [...]» 7.

 

Tras este proemio sigue el informe de la visita, que consta de cuatro apartados. El primero narra la visita a la iglesia y al beneficio curato; el segundo relata la revisión de cuentas que se hizo al mayordomo de Ntra. Sra. de Palomares; el tercero refiere la contabilidad de la ermita de Ntra. Sra. de la Madre de Dios, y los mandatos que se le dieron a su mayordomo. Finalmente, nos cuenta la visita al hospital y la contabilidad de la “Cera” del Santísimo Sacramento.

 

De todo el informe nos centraremos en la parte que nos interesa, el apartado segundo. Su texto, transcrito y copiado a la letra dice:

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Nuestra Señora de Palomares.

 

Continuando la dicha visitaçión, el dicho Señor Prior mandó pareçer ante sí /
a Juan Muñoz, mayordomo de la hermyta de Nuestra Señora de Palo-/
-mares, al qual mandó le dé quenta de los bienes de la dicha her-/
-myta. El qual la dio en la forma siguyente:

 

Cargo.

 

Házesele cargo de myll e trezientos /
e veynte maravedís (tachado) de (tachado) la limosna /
que se a hecho a la dicha hermyta, e un (tachado) /
a la myll e dozientos e diez e ocho /                                                  I U CCC XX
maravedís que los señores visitadores hi-/
-zieron de alcançe a Françisco Muñoz, mayordomo /
que fue de la dicha hermyta. / --------------------------

                                                                                                      --------------------------

Yten Data.

 

Da que gastó myll e çin quatro-/
-çientos e quarenta e çinco maravedís en /
pago a Sebastián de Torralba, enta-/                                                  I U CCCC XL V
-llador, porque hizo la ymagen y re-/
-tablo de talla de la dicha hermyta. /

 

Dio que gastó çiento e tres maravedís en /
otros gastos de por menudo. / --------------------------

 

El pan pareçe que l(e) dio veynte e quatro fanegas /
de trigo al dicho Sebastián de Torralba, /
(palabras tachadas), y seys fanegas de çevada /
con que le acabó de pagar onze ducados que /
obo de aver por el retablo. De las /
quales ny se le hizo cargo ny descargo /
de maravedís. / --------------------------


Yten, dio que p a Pedro Delgado, dorador, vecino /
de la villa de Alcáçar de Consuegra, /
seys fanegas e media de trigo, a /
tres reales cada una, e /
diez fanegas e media de çevada, a quaren-/
-ta maravedís, para en parte de pago //

_______________________________________________________________________________

de pago de lo que obo de aver del dorar de la /
dicha ymagen y retablo de la dicha hermyta. /
Ansimysmo, no se le ban cargadas ny /
descargadas a dinero. / --------------------------


Por manera que alcança el dicho mayor-/
-domo a la dicha ermyta por dozientos /                                   Alqançe contra la
e veynte e ocho maravedís, y la dicha er-/                                        (ermita)
-myta alcança al dicho mayordomo por seys /                               CC XX VIII
fanegas y ocho çelemynes de trigo, /
y por quatro fanegas y seys çelemynes de /
çevada. Y con pareçer del cura y Conçejo de la dicha /
villa se quedó en el dicho Juan Muñoz el dicho ofiçio de mayordomo. /
Juró la dicha quenta. /


Mandatos.

 

Mandose al dicho mayordomo haga echar una llave a la /
çerradura de la dicha hermyta, y con toda brebedad /
trayga el retablo, que está hecho y dado a dorar, y le /
asaete y haga poner un çepo * junto a la puerta, /
para que los que pasaren, aunque esté çerrada, puedan /
hechar limosna si quisieren. Y haga poner la teja que fal-/
-ta en el tejado, junto al campanario. Lo qual haga con to-/
-da brebedad. //

*.- CEPO.- Arquilla o caja de madera, piedra u otra materia, con su cerradura y una abertura capaz para que pase de canto una moneda: se pone fija en las iglesias y otros parajes para que echen en ella limosna o donativos. (“Diccionario Enciclopédico Abreviado“.-Tomo II.- Pág. 736.- Ed. Espasa-Calpe.- Madrid, 1957).

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Para confirmar que el mayordomo hablaba de un retablo y una imagen nuevos basta confrontar lo escrito en las visitas de 1537 y 1556. En la primera fecha dijeron «[...] Tiene su altar, y en él la ymajen de Nuestra Señora, en un tabernáculo [...]»; y en la segunda, 1556: «[...] Tiene un altar en el qual está un rretablo en que está una ymagen de Nuestra Señora, grande, de bulto, con su Hijo bendito en los brazos, metida en un tabernáculo pintado de azul, sembrado de estrellas de oro. [...] La guarnyçión de este rretablo es labrada de talla, dorado, y el campo azul. Ase hecho de limosnas de los vezinos de la dicha villa. Está muy bueno e bien tratado. Ay en el altar una ymagen de Nuestra Señora, de bulto, con su bendito Hijo en los brazos, dorada e pintada, la qual dicen que es la antigua [...]».


Según lo expuesto por los visitadores, en 1537 había una sola imagen y en 1556, dos. Si una de ellas fue adjetivada de “antigua”, se deduce que la otra era la “nueva”, la esculpida y policromada de la que habló el mayordomo en 1540.

No sabemos cuándo decidieron renovar la imagen y el retablo. Si nada dijeron sobre el tema en 1537, podemos conjeturar que convinieron con el entallador y el dorador tras la visita de ese año, y en consecuencia los trabajos pudieron realizarse entre finales de 1537 y febrero de 1540.

 

Como se apuntó con anterioridad, la información que nos dejó la visita de ese año refiere, entre otros asuntos, la cuenta que presentó el mayordomo Juan Muñoz, responsable de esa labor desde 1537. Gracias a ese informe contable hoy sabemos todo lo referente al origen de nuestra venerada, celebrada y entrañable Virgen de Palomares.


Dijo el mayordomo que el entallador fue Sebastián de Torralba, autor asimismo del retablo; y que Pedro Delgado trabajó el proceso de dorarla. Del primero desconocemos su vida y su obra; del segundo, que era vecino de Alcázar de Consuegra. Es la actual Alcázar de San Juan. Titularon “de Consuegra” porque la primera estaba vinculada a la segunda, al ser ésta cabecera de la Orden de San Juan 8.


Respecto al dinero invertido, el mayordomo declaró haber pagado a Sebastián de Torralba por la imagen y el retablo lo siguiente: en dinero, 1.445 maravedíes, y en especie, 24 fanegas de trigo y 6 fanegas de cebada, cuyo precio fue de 11 ducados, cantidad que le adeudaba por el retablo, (1 ducado = 375 maravedíes). Es decir, Sebastián recibió 5.570 maravedíes.

 

Por cuanto al dorador, Pedro Delgado, parece que cobró sólo en especie, en otro caso el mayordomo lo hubiese notificado, como hizo con Sebastián. Se le entregaron: 6,5 fanegas de trigo a 3 reales cada una (1 real=34 maravedíes), y 10,5 fanegas de cebada a 40 maravedíes cada una, es decir, a Pedro Delgado se le pagó en especie por valor de 1.083 maravedíes.


Por tanto, el importe de la obra fue de 6.653 maravedíes. Todo ese gasto fue sufragado por el vecindario de esta villa, no olvidemos lo dicho por los visitadores: «[...] Ase hecho de limosnas de los vezinos de la dicha villa [...]». La respuesta generosa del aquellas gentes es digna de encomio, más en aquellos tiempos en los que la mayor parte de los vecinos eran labradores de poco tener. Sin duda, fue la devoción y el cariño a su Virgen de Palomares lo que les indujo a entregar algo de su peculio para hacer posible la obra proyectada.

Aquella devoción que mostraron nuestros ancestros, sin duda heredada de los tiempos antiguos, mantuvo su arraigo en el alma de los puebleros hasta llegar a nuestros días.

 

Este año se ha cumplido el 480 aniversario de la presencia de la imagen de Nuestra Señora de Palomares que hoy veneramos, habiendo sobrevivido a las hambrunas y epidemias que en algún tiempo pasado castigaron a nuestros ascendientes. Está de nuestra parte mantener viva la devoción que desde hace siglos se le profesa, y transmitirla a las generaciones futuras.

 

Mientras escribía esta breve historia, recordé con añoranza mi niñez, cuando en compañía de mi abuelo, formando parte de la caravana de romeros, marchábamos a venerar y festejar a la “Palomara”. Ahora, cuando transito por la otra esquina de mi vida, he tenido la suerte de encontrar a la Virgen de Palomares entre las hojas amarillentas de un añoso manuscrito. En ellas, un escribiente nos dejó el relato de una visita y unas cuentas en las que se detalla un hecho trascendente: la fecha del nacimiento de la actual imagen de Nuestra Señora de Palomares.

 

Conseguirlo fue una alegría y un privilegio que deseo compartir con todos los almoradienses.

M. A. S.

2020

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Notas en el texto:

  1. VIÑAS, Carmelo; PAZ, Ramón.-“Relaciones histórico-geográficas-estadísticas de los pueblos de España hechas por iniciativa de Felipe II”.- Reino de Toledo.- Preg. 25ª, pág. 246.- C.S.I.C.- Madrid, 1963. 

  2. AMTo.- Confirmación de privilegios concedidos a la villa de El Toboso.- Año 1600.- Doc. s/f.- Pág. 9ª de 28. 

  3. CHAVES, Bernabé de.- «Apuntamiento Legal».- Folio 50 rº.- Madrid, 1740.- Facsímil.- Ed. Albir.- Barcelona, 1975.

  4. AHN.- OO.MM.- Libro de Visitas.- Sign. 1070 c.- Págs. 238 y 239.

  5. AHN.- OO.MM.- Libro de Visitas.- Sign. 1084 c.- Pág. 1090.

  6. Ibidem.- Sign. 1086 c.- Pág. 535.

  7. Ibidem.- Consejo de Órdenes.- Legajo 6820; exp. 6.- s/f.- Pág 1ª del informe.

  8. MORALES SÁNCHEZ-TEMBLEQUE, Marcial.- “La Orden de San Juan de Jerusalén. Los Prioratos de San Juan en La Mancha. (Siglos XVI y XVII)”.- Tesis doctoral.- UCLM.- Facultad de Letras.- 2016.- Pág. 127.

Alqançe contra el mayordomo

Tº. VI fags. VIII cls.
Cª IIII fags. VI cls.

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